Sebastián, El Piojoso. Caracas, Enero 2012. Neg. 4x5 escaneado.
Sucedió algo inaudito, inexplicable. A la primera me dijo que no. Tuve que negociar por el retrato. Nunca habíamos estado en esta situación. En los doce años que llevamos conociéndonos e inmiscuidos en la labor de tomar fotos y retratar, nunca había existido un NO. Le pedí explicación, pregunté por sus razones y no supo explicarse. Yo tampoco supe exponer mis necesidades, me agarró fuera de base, la verdad es que no esperaba su negativa. Para hacerlo tuve que pedírselo insistentemente, me costó convencerlo, pero prevaleció mi insistencia, quizás mi autoridad de padre. Él con su candidez característica y su sangre liviana accedió entre risas y con algún gesto que me hacía saber que no estaba del todo conforme. Al ver su rostro, invertido en el vidrio de mi cámara, pude ver su expresión, estaba ligeramente molesto, le pedí dos cosas entonces: que pronunciara su molestia apretando los puños y el cuerpo simultáneamente, y que se quedara quieto por la larga exposición del obturador.
Ahora al escribir todo esto, recuerdo dos cosas:
La última foto del libro de Sally Mann Immediate Family, el título de la foto es "The Last Time Emmet Modeled Nude" - "La Última Vez que Emmet Modeló Desnudo" y
el libro de William Blake: Canciones de Inocencia y Experiencia. En el último poema titulado "NOCHE" de la primera parte se pueden leer los siguientes versos:
"El sol desciende en el oeste,
brilla la estrella de la tarde;
los pájaros están callados en su nido,
y yo debo buscar el mío"
(...)
"Adiós, prados verdes, y sotos felices,
donde los rebaños se han colmado de alegría,
donde han mordisqueado los corderos, silenciosos movimientos
pies de ángeles resplandecientes"
William Blake
Feliz y pacientemente estoy siendo testigo junto a mi cámara del niño que lentamente se está convirtiendo en hombre, como en ese proyecto de Rineke Dijkstra, Almerisa en el cual la pequeña refugiada de origen Bosnio va creciendo foto tras foto sentada en una silla, con años de diferencia entre cada cuadro hasta convertirse en una mujer.
Me pregunto que haré la próxima vez que mi hijo al pedirle un retrato diga NO. Esta es solo la primera vez. Quizás no la última.