Laura Aquilina al lado de una ventana, en su cuarto. 2009. Neg 6x6
Hace varios días que vengo preguntándome una vez mas, de tantas veces antes, por qué retrato a quienes he retratado. La manera que tengo de agrupar en mi mente a algunas pocas personas que he retratado es por el sentimiento que me une a ellas. Las conozco si. Las conozco en intimidad también. Las admiro en todos los casos. El retrato como práctica cultural es un acercamiento a la descripción y representación de un individuo en como se asemeja a otros y como se diferencia de ellos. También es cierto que cada representación tiene la posibilidad de individualizar y ficcionalizar. A partir de una descripción un espectador puede sustituir a la visión del primer espectador, siendo este en mi caso el fotógrafo, e imaginarse posibilidades de la persona individual, a partir de la imagen. Me quedo divagando un rato sobre lo que trato de decir con individualizar, lo que sería el contrario a despersonalizar, en vez de quitarle el carácter y los atributos personales a alguien, es buscarlos, no necesariamente encontrarlos, a través del acto del retrato.
Entre las cosas que me agradan de la intimidad que tengo con quienes retrato es la proximidad, la cercanía, no solo física sino emocional, hay algo de esto plasmado en los contactos de las miradas, en la cercanía de las escenas, en la disposición ante la cámara. A veces me digo que de lo que mas disfruto de retratar a algunas personas en específico, es que es una manera sincera de hacerles sentir y saber que las amo, mi curiosidad comienza por una mirada amorosa. Y en esto me refiero que con la cámara y con el retrato en mente quiero imaginarlos y con la mirada prestar atención, estar presente, querer a esa otra persona que tengo la dicha y suerte de tener en frente. No es que haya una respuesta lógica, en el retrato la pregunta es a veces precisa, la respuesta probablemente imprecisa, pero hacer la pregunta es el punto de partida del retrato. Amar a veces es sentir una afinidad y empatía por alguien distinto a ti. Y este amor se manifiesta de distintas maneras, en amistades, hacia los hijos, la familia y la persona amada. Quizás de aquí se desprenda una ética personal a la hora de hacer el retrato, para citar una vez mas a Terrence Malick ¨to live better and to love more. (…) What else is there to ask for¨ Si tan solo a través de la mirada personal se pueda invitar a otra mirada a sentir similar, a descubrir en este acercamiento con el lente la profundidad del sentimiento que une al retratista con la persona retratada. Cuando se ven las fotos de Sally Mann de sus hijos uno se puede imaginar como detrás de esas fotografías hay una mirada apasionada y curiosa, que no define en ningún momento a sus hijos sino que les brinda siempre el espacio para ser y estar, apreciados por la mirada de la madre, que es a la vez amorosa y sin complacencias, contundente. Y cuando ella misma retrata a su esposo Larry, documentando los avances de la enfermedad degenerativa que él sufre, uno puede ver entre tantas cosas el deseo y la lujuria, la proyección del amor carnal entre ellos, mezclado con la degeneración física y el inevitable encuentro con la muerte de ese cuerpo… un reto díficil, tan solo me imagino que su mirada es posible gracias a la intimidad y la empatía, y los sentimientos que están detrás de ambos y los unen. Y es a través de esa mirada que uno como espectador se encuentra con una ventana hacía la humanidad de sus sujetos, seres amados.
Es tan grato cuando se puede ver una foto de una persona y sentir que tienes a la persona en frente, y haces todo por imaginarla tal cual es, por más que una fotografía y un retrato, menos mal, no son la persona misma. Esa comunicación que puede estar presente en el retrato se hace tanto más latente cuando no es uno sino varios retratos a través del tiempo. Quien entre nosotros no está a la espera todos los años del nuevo retrato anual de las hermanas Brown hecho por NIcholas Nixon, o quienes entre los espectadores se conmovió para su propia sorpresa por el fallecimiento de Eleanor Knapp musa y compañera de Harry Callahan cuando falleció hace unos años o recientemente en el 2016 la triste partida de esta vida de Emmet hijo de Sally Mann. Hay algo de estos retratos que permiten adentrarse en una humanidad cálida y creible, casi sin distancias. A veces tan solo de esto se trata: encontrar cercanía y sentir sin mesura. De que serviría toda esta ficción si de ella no se desprendiese una afirmación profunda de la vida misma. En esta redundancia como un mantra: “to live better and to love more (…) what else is there to ask for“ Ya la tengo por respuesta.
A ti, gracias infinitas nuevamente por el impulso.
Laura Aquilina entre tareas. 2013. Neg 6x6
Laura Aquilina muestra un poema. 2016. Neg 6x6
Laura Aquilina con "espacio para la miradad perdida". 2016. Neg 6x6
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