Sebastián en la piscina. Caracas, 2010. Neg. 6x6
Una de las preguntas más frecuentes en las clases de Retrato, es sobre el corte de las manos y los pies, una pregunta díficil de responder. Las más de las veces un corte de manos se antoja arbitrario y poco halagador, convierte al retratado en una persona incompleta por el capricho del fotógrafo, pero es éste, el Capricho, uno de los elementos que hacen nuestras fotos diferentes. Que sería de nuestras imágenes si todas fuesen hechas a partir de las reglas y no de una mezcla de voluntad y deseo. En el caso de que siguiese la regla esta foto que muestro, no debería mostrarla. Y aunque estoy seguro que a muchos no les debe gustar, a mi si me gusta; en mucho eso es todo lo que necesito para validar una imagen.
Creo que la bondad de un retrato pasa primero por el contacto que pueda haber, entre fotógrafo y sujeto, y luego entre espectador y fotografía. Si éste existe se génera una comunicación compleja de memorias y evocaciones que tienen que ver con nuestra humanidad. El que hayan manos y pies a por que si, se me antoja a mí, en este momento un poco accidental y para nada esencial. De todas formas el criterio le pertenece a cada quién. Menos mal que el mío me permite disfrutar de esta imagen. Ojalá hayan otros que también la puedan disfrutar.
Palabras de John Szarkowski en su libro "The photographer`s eye": To quote out of context is the essence of the photographer`s craft. His central problem is a simple one: what shall he include, what shall he reject? The line of decision between in and out is the picture`s edge. While the draughtsman starts with the middle of the sheet, the photographer starts with the frame.
ResponderEliminarThe photograph`s edge defines content...The edge of the photograph dissects familiar forms, and shows their unfamiliar fragment...
Finalmente, la fotografía es deseo, es capricho, es arbitraria. El problema es convertir la arbitrariedad en lenguaje común y estética digerible no?
A lenguaje común y estética digerible, sumo... Contenido.
ResponderEliminarEs arbitraria, sí. Nos devuelve cada vez que puede nuestro "ahora" de ese momento para perpetuarlo en la línea de tiempo.
Te he visto crecer en imágenes, Sebastián. Cómo ha cambiado tu rostro, has crecido mucho. Siento un poco de frío al verte en el agua. El gesto de tus cejas y tu mirada, de nuevo me hacen participar de ese momento con tu papá. La mamá que soy quiere abrigarte. La niña que fui sospecha que luego de haber registrado la imagen, tal vez te impulsaste hacia atrás con tus piernas a continuar esa inmersión de luces y brillos. Puedo mirar por mucho rato el brillo de la luz en el agua y el reflejo de tu papá asomado en tus ojos, asomado allí donde el brillo de la luz cambia. Tú lo miras, y nos miras. Y él te mira y nos mira mirándote. Cuánto has crecido.
Gracias, Ricardo.