¨María José Márquez, Cúa km. 63¨. De la Serie: Cuánto Falta. © Carlos Arvelaiz
CUANTO FALTA
“Cuanto falta”, era la popular y constante frase que de niño le repetía a mi Papá durante las cinco horas de carretera, que hay entre Tucupido (el pueblo donde crecí) y Caracas (la ciudad donde viajábamos para cubrir las carencias rurales), durante ese trayecto contaba coches, los clasificaba por colores, marcas, modelos, y cualquier otro pasatiempo que sin correr el riesgo de marearme pudiese distraerme hasta llegar al destino.
Ahora bien, realmente “cuanto falta” para llegar a Caracas, mi Papá siempre me decía, cuenta los pueblos que hay en el camino, Tucupido (el granero del Guárico), Valle de la Pascua (como la pascua no hay), Chaguaramas (la panadería del llano), El Sombrero (parada obligada a comer cotufas), Barbacoas (el pueblo de Simón y Joselo), Carmen de Cura (la mitad del camino y el lugar mas lejano al que había cabalgado mi abuelo), Camatagua (las antenas rastreadoras de satélite), San Casimiro (a bajarse para estirar las piernas) Cúa (Mamá siempre visitaba el Santuario de Betania), Charallave (ya casi llegamos) y finalmente Caracas.
Desde hace quince años recorro ese trayecto en sentido contrario, y sigo contando cada pueblo que atestigua mi recorrido, me muestra la transformación social y cultural de un país, me guía en cada kilometro, recordándome siempre “cuanto falta” para llegar a casa … a cualquiera de ellas, en Caracas o en Tucupido.
Copio lo que puse en la página de RMTF: El trabajo de Carlos "Cuánto falta" me gusta mucho. A pesar de que está concebido como una serie, cada uno de los retratos funcionan por sí solos. Son retratos austeros, directos, estoicos. De manera sobria nos dan pistas sobre el individuo, el ambiente, lo esencial. Creo que la fuerza de la fotografía está en condensar los elementos del mensaje de la manera más contundente. De la misma manera, la idea de "recorrer" el camino de Caracas a Tucupido es una idea efectiva y simple y eso es un rasgo importante en nuestro tiempo en el que los trabajos en serie se han hecho cada vez más intrincados, pretenciosos. Casi inextricables. Creo que reivindica el retrato puro sin confundir su capacidad documental en su ejecución. Felicidades
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