Roselia Level. © Leonardo Azarak
TEXTO EXPO RETRATO
Don Juan, el Nagual tolteca que guió a Carlos Castaneda a través de su camino de conocimiento, le dijo una vez que todos teníamos un ser doble, pero que había que alimentarlo. Los brujos, u Hombres de Conocimiento como les decían en el México antiguo, lograban fundirse con el Intento. El Intento fue el nombre que le dieron a la inteligencia suprema del Universo. Don Juan decía que sus antepasados experimentaban la conciencia de Poder Personal de ser uno con la avasallante fuerza del cosmos, inteligente y vivo, que todo lo conforma y lo crea. Así alimentaban a su ser doble y podían hacer lo inimaginable.
Con siglos de práctica, y montones de técnicas, descubrieron potenciales dormidos en la naturaleza humana, mágica y sin límites, como la capacidad de “ver” las enfermedades y sus raíces, y así sanar a las personas; exploraron y aprendieron a utilizar el mundo espiritual a discreción; emprendieron viajes con la velocidad del pensamiento a otras dimensiones y planetas; y hasta desarrollaron la habilidad de transustanciar su cuerpo, convirtiéndose en animales o en manifestaciones de la naturaleza como el río o el viento siempre que lo requirieran.
Vivimos tiempos interesantes en el cosmos. La tradición Maya habla de un cambio planetario, de un despertar cósmico de la conciencia producto del cierre de un ciclo. Hoy en día, sin importar el camino, hay muchos seres dobles entre nosotros, con potenciales infinitos que sólo encuentran explicación en la física cuántica. Hay personas con sensibilidades especiales, que han sentido que hay algo más allá, que saben que existe una matriz y que han podido desconectarse de las limitaciones de la mente, ha despertado del sueño. Sus maestros internos, como otras tradiciones modernas han descrito a los dobles, les hablan y les guían. Esta es una pequeña muestra de estos seres.
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