martes, 24 de enero de 2012

El Piojoso



Sebastián, El Piojoso. Caracas, Enero 2012. Neg. 4x5 escaneado.


Sucedió algo inaudito, inexplicable. A la primera me dijo que no. Tuve que negociar por el retrato. Nunca habíamos estado en esta situación. En los doce años que llevamos conociéndonos e inmiscuidos en la labor de tomar fotos y retratar, nunca había existido un NO. Le pedí explicación, pregunté por sus razones y no supo explicarse. Yo tampoco supe exponer mis necesidades, me agarró fuera de base, la verdad es que no esperaba su negativa. Para hacerlo tuve que pedírselo insistentemente, me costó convencerlo, pero prevaleció mi insistencia, quizás mi autoridad de padre. Él con su candidez característica y su sangre liviana accedió entre risas y con algún gesto que me hacía saber que no estaba del todo conforme. Al ver su rostro, invertido en el vidrio de mi cámara, pude ver su expresión, estaba ligeramente molesto, le pedí dos cosas entonces:  que pronunciara su molestia apretando los puños y el cuerpo simultáneamente, y que se quedara quieto por la larga exposición del obturador. 
Ahora al escribir todo esto, recuerdo dos cosas:
La última foto del libro de Sally Mann Immediate Family, el título de la foto es "The Last Time Emmet Modeled Nude" - "La Última Vez que Emmet Modeló Desnudo" y
el libro de William Blake: Canciones de Inocencia y Experiencia. En el último poema titulado "NOCHE" de la primera parte se pueden leer los siguientes versos:

"El sol desciende en el oeste,
brilla la estrella de la tarde;
los pájaros están callados en su nido,
y yo debo buscar el mío"

(...)

"Adiós, prados verdes, y sotos felices,
donde los rebaños se han colmado de alegría,
donde han mordisqueado los corderos, silenciosos movimientos
pies de ángeles resplandecientes"

                                        William Blake

Feliz y pacientemente estoy siendo testigo junto a mi cámara del niño que lentamente se está convirtiendo en hombre, como en ese proyecto de Rineke Dijkstra, Almerisa en el cual la pequeña refugiada de origen Bosnio va creciendo foto tras foto sentada en una silla, con años de diferencia entre cada cuadro hasta convertirse en una mujer. 

Me pregunto que haré la próxima vez que mi hijo al pedirle un retrato diga NO. Esta es solo la primera vez. Quizás no la última. 



9 comentarios:

  1. Cool dad, ojala sea asi tambien yo hehehe

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    1. Maestro Cacholo conociéndote no me queda ninguna duda. Gracias por tus palabras.

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    2. ricardo, hermano...
      no tengo palabras para expresarte lo que he sentido leyendo esta nota tuya
      gracias por este regalo de poesía, cultura y humanidad
      espero verte pronto, en barcelona, o en caracas, o en cualquier otro sitios del mundo donde coincidamos

      tuyo,

      luca

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    3. Espero también verte pronto, donde sea maestro Luca. Tus palabras me dan una gran alegría, se que tu vives la fotografía y el entendimiento que tienes de ella es mucho más amplio que la mera imagen. Recuerdo tu charla en la escuela constantemente, tuviste palabras iluminadoras para estos oídos, muchas palabras... mi agradecimiento es: siempre. A usted maestro.

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  2. Realmente no a tino a entender que me gusta mas, si tu foto o tus palabras.

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  3. Ricardo: el retrato es soberbio. Tiene algo muy puro. Quizá la semi desnudez, quizá lo níveo de la piel de Sebastián. Veo a Sebastián y veo a Ricardo a la misma vez. Quizá la sangre. Quizá las horas juntos.
    La adolescencia, ese trámite terrible entre la niñez y la adultez.
    Abrazo

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    1. Tal cual lo que yo pensé, Mauricio... Es un retrato bello, evocador, estremece... Chapeau!

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  4. Hola! acabo de encontrar tu blog a través del facebook y, qué placer mirar y leer cada entrada. Todo un acto de voyeurismo. Tu texto me hizo pensar mucho en el momento del primer no de mi Seb, y tus palabras sobre el retrato de Adriana me quedaron dando vueltas en la cabeza toda la noche. Qué maravilla! GRACIAS. Un abrazo con mucho cariño para ustedes.

    Marcela.

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  5. Conocí a tu hijo el día de la inauguración de Retratos 2 en RMTF, y el Sebastián que veo en la foto ciertamente no es el mismo niño. Juventud, divino tesoro...
    Bello retrato.

    Camilo

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