lunes, 16 de junio de 2014

El Paraíso, otra vez


El Paraíso. Negativo a color 4x5. Paria 2014.





   En una de las escuelas de fotografía en donde estudié, aseguraban que ellos no podían enseñarte a hacer fotografías. Su labor principal era enseñarte el oficio de la fotografía, sus técnicas y su práctica. El contenido de las mismas es imposible de enseñar. Es algo personal, y en esto insistían una y otra vez. Desde hace un tiempo para acá me preocupa como en la enseñanza fotográfica nos concentramos, yo como profesor y mis alumnos por mi culpa, en el "hacer" fotografías, en la acción de fotografiar, de coleccionar fotos, de armar bibliotecas de lightroom que rápidamente sobrepasan las 10.000 y contando que mas es mas y menos es menos.  En esta acción se crea el vicio, por ende el negocio. Eso es materia de otra reflexión. Hoy pensaba, como también en otras oportunidades, de la importancia de ver fotografías, de observar imágenes, de detenerse y ver, de ser sensibles por los ojos.
 
   Cuando leo las palabras de Robert Adams sobre fotografía, sobre sus propias fotografías y sobre las fotografías de otros me sorprendo. Me sorprende su sensibilidad. Su amplitud de vista, la manera que tiene de entender, comprender y leer la imagen, de completarla con su pensamiento e ideas. Algo similar me sucede cuando leo a John Szarkovsky, en el libro Looking at Photographs y en sus reveladores ensayos sobre el trabajo de Eugene Atget y William Eggleston. En ambos casos sus palabras han sido esenciales para ayudar a entender dos cuerpos de trabajo exigentes de la historia de la fotografía, dos hitos que ampliaron las fronteras del ver a través de la cámara y las posibilidades para el ojo fotográfico, ambos a su manera señalaron nuevos caminos y fueron validados por el entendimiento del curador del Moma. Es importante en ambos casos ya que de Atget no se tienen documentos de sus opiniones sobre lo que hacía y Eggleston pareciera fastidiarle hablar de sus fotos. Eso es trabajo de otros.

   Pienso en Adams y en Szarkovsky y los imagino como dos personas que celebran la fotografía. La celebran sin tapujos y limitaciones.  Pienso en su capacidad de evocar contenidos, de relacionar ideas, pienso en la riqueza de sus memorias y pienso en la dificultad que deben conseguir en justificar un medio que siempre esta en entredicho. Pienso en el tiempo que le han dedicado a ver fotos y reflexionar sobre ellas. Pienso en su pasión por el medio. Por último quiero pensar que el hecho de que son observadores  dedicados de fotografías distintas a las suyas los ha hecho mejores fotógrafos.

   Hablar sobre fotos y tener algo que decir sobre ellas es una tarea ardua. Nos cuesta hasta a los fotógrafos. Nos cuesta detenernos y dedicarle tiempo. Hace no mucho escuchaba a una colega desestimar mis fotografías ya que eran otras fotos de espacios vacíos, así de fácil se liberó de la responsabilidad de detenerse y ver. Responsabilidad si, porque si nosotros fotógrafos no lo hacemos quien lo hará. Pudiera haber dicho que  establecer una relación irónica entre espacios vacíos abandonados y el paraíso la parecía una avenida fácil de recorrer. En cualquier caso no le dedicó el tiempo y a mi me hubiera gustado que si lo hiciese.

   Me pregunto si la fotografía como hecho cultural esta diseñada para una rápida digestión. Se puede llegar a pensar que ella es el fast food de la imagen. La consumes rápidamente en vallas publicitarias, en los periódicos y revistas, ni que decir del bombardeo intencional y desmedido de instagram,  sin duda todo esto contribuye a un aprendizaje y costumbre de ver y consumir fotografías. Si rápido las consumes, rápido las haces, no solamente el quehacer técnico se lo lleva por los cachos en algunos casos, esto es lo de menos, es la falta de reflexión antes de hacer una fotografía. Es llegar a una escena propicia repleta de hechos fantásticos y hacer las 2 fotos que sabemos hacer con el baticinturón. Foto bomba de humo, foto boomerang con cable. Y listo.

   Bueno me dejo de arbitrariedades. En el viaje reciente luego de fotografiar en la urbanización El Paraíso en Caracas, decidí salir a continuar el proyecto en Paria, donde los españoles al llegar confundieron estas tierras con la idea del paraíso. Y bueno en esta foto que publico la reflexión ya estaba hecha.

1 comentario:

  1. No sé si la fotografía fue diseñada para ser consumida rápidamente. Pero es la representación plástica que mejor se presta para su reproducción masiva. En libros, vallas, pantallas, etc. Esa idea es de Barthes, no?
    Me declaro culpable. Tiendo a consumir fotografías de manera desaforada. No me detengo lo suficiente. Quizá porque muchos de los trabajos que se publican se parecen mucho entre sí. La misma estética, la misma composición. Lo único que cambia son los temas. Obviamente hay excepciones.
    Quizá quienes más me han hecho pensar sobre el hecho fotográfico son Alec Soth y el dúo Broomberg & Chanarin. A pesar de ocupar puestos muy lejanos en la fotografía son personas que mediante su trabajo cuestionan temas como la narrativa en la fotografía y las propiedades intrínsecas del medio. Tú los conoces mejor que yo. La fotografía está pasando por un momento álgido en cuanto a exposición. Lo vemos en las escuelas atestadas de estudiantes. Muchos confunden una buena fotografía? con el acceso que logró el fotógrafo para hacerla o con lo espinoso/sorprendente del tema.
    Creo que sí, los medios y los tiempos nos han obligado a mantenernos produciendo activamente sin posibilidad de sopesar qué es lo que hacemos.
    Si fotografiásemos mucho menos, posiblemente consumiéramos más lentamente lo producido

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