sábado, 21 de junio de 2014

EL MANGLAR








El Manglar. Negativo a color 6x17 mas o menos. 2013




   La primera vez que supe de la existencia de una cámara de plástico fue en el año 2000. Me encontraba en Maine, comenzando los estudios de fotografía fuera del país, luego de ya haber estudiado por 2 años en RMTF. El camino me había llevado a Rockport College, instituto de fotografía y cine que bien parecía un monasterio de la imagen, donde escasos 40 alumnos repartidos en 2 carreras y 2 niveles nos encerrábamos en un pueblo pequeño de la costa este muy al norte,  tan al norte que los inviernos duraban alrededor de los 9 meses. Allí estábamos para hacer imágenes, tomar cerveza y jugar pool en el bar de los langosteros.  Allí aprendí que por cada cerveza servida tenías que dar propina y que si tomabas mas de 2 no debías manejar. Y no recuerdo si la primera vez que me enteré de estas cámaras de plástico fue en una conversación alrededor de una mesa de pool, bebiendo Pabst Blue Ribbon o PBR´s la mas barata de las cervezas o quizás simplemente sentados en el porche frente a uno de los laboratorios del blanco y negro, donde una madrugada de verano, entre la calina matutina vi a una manada de ciervos pasar. En algún lado fue. Y fue recién llegado, eso sí recuerdo, estas cámaras estaban de moda, y al igual que las PBR´s eran las cámaras más baratas que podías comprar si querías tomar fotos de formato medio. La mía, llamada HOLGA made in china, la compre en el Resource para los estudiantes, justo enfrente de la ya extinta Timothy Wheelans Bookstore, por tan solo 10 dólares y eso incluía el descuento para estudiantes. La HOLGA era la más popular de esas cámaras porque era la única que se conseguía. Había una también muy simpática, más simpática, gozaba del mejor de los prestigios, se llamaba DIANA, y en ese entonces no se producía, se conseguía usada por precios exorbitantes entre conocedores si es que la llegabas a conseguir. Hoy en día están a la venta en Amazon vía Lomography.

   En mi caso no la usé inmediatamente. La probé algún par de veces pero nunca fui muy profuso con ella. Me dedicaba constantemente en ese entonces a utilizar mi 35 mm blanco y negro con película tri-X de Kodak, el propio dogmático del documentalismo. Creo que fue al final del año universitario que durante el verano una buena amiga, compañera de estudios, Ali Kuzmickas hizo un curso de virado de papel con Jonathan Bailey quien vivía en la carretera a Owl´s Head. Este buen hombre y buen fotógrafo si mal no recuerdo había sido discípulo de Emmet Gowin, éste último además de ser un maestro de la fotografía, es una de las personas de mayores conocimientos de post procesos de blanco y negro, y pasó gran parte de sus conocimientos al discípulo. Ali quedó fascinada y me dio a conocer el trabajo de Jonathan Bailey. Todo hecho con cámaras Holgas. Quedé también hipnotizado por la magia del resultado, lo impredecible de las imágenes, los fuera de focos, las viñetas a los lados por falta de cobertura del lente, los velones de luz por la imperfecciones de la cámara. Y luego las copias en blanco y negro pasadas por selenio, polytoner, oro, sepias y re-reveladores. Un mundo onírico.  Recuerdo que en sus fotos habían unas fotos que se parecían a unas playas en el Caribe…

   Fue en Diciembre- Enero del 2000- 2001 que llevé esa cámara por primera vez a la playa. A Choroní.  Y allí hice las primeras fotos que me gustaron los resultados. Una foto de Sebastián mi hijo que por efectos de la falta de precisión de la cámara y un virado en selenio y oro mas un baño en blanqueador, aparece como si estuviera flotando en una cama de hojas de uva de playa. Y otra de un jugador de frisbee que pareciera estar cayendo fulminado por un mini platillo volador levitando encima de su cabeza. Desde ese entonces entendí que esa cámara, es por excelencia la mejor para llevar a la playa. Si se moja o se llena de arena quizás hasta mejore la foto. Igual creo que guardé la cámara hasta hace tan solo unos meses.

   Cámara simpática, triple B como ninguna, buena, bonita y barata y luego de tanto tiempo guardada todavía funcionaba. Decidí sacarla por influencia de alguien a quién ya me referí en otra entrada, y agradezco sin duda este favor que me hizo. La utilicé durante una remada de Kayak en Buchiyaco un sitio bien particular, en un arrecife al borde de mar afuera, uno de los sitios más bellos que he estado para remar, pareciera que al ver hacia donde revientan las olas, que uno se encuentra por debajo del nivel del mar y, encima de los corales que se ven a través del agua cristalina, por dónde pasan las rayas como si fueran torpedos y en algún que otro momento de desprevenido puedes llevar un susto por tener tanto tiempo domesticado en la ciudad. Un momento cagira..

   La foto en cuestión que tomé que más me gusto de esa sesión de 3 horas de remos y fotos fue una múltiple exposición. Parado frente al manglar, un manglar extenso y de donde salía un constante sonido de pajarracos marinos con la cámara en la mano y rollo por empezar soltaba el remo y con la ayuda del viento me iba desplazando de manera que el punto de vista siempre fuera distinto por cada exposición, y luego de cada disparo avanzaba cada cuadro por tan solo 2 tercios de su extensión, así que cada fotograma se solapaba sobre el próximo fotograma y así. La idea que ocurrió en el momento sospecho que apareció en mi mente luego de ver una exposición unos meses atrás de Manto Pérez Bosa. Exposición que me encantó, que parecía de principio a fin un homenaje a la fotografía de película y sus procesos, las distintas capas que se presentan desde los momentos de las tomas y las marcas que dejan los químicos y la manipulación de la película, de tal manera que la imagen no estaba solo producida por los hechos fotografiados sino por el proceso en sí, éste para el observador se hacía presente en sus fotos. Fue genial.

   Así que de Maine al Caribe con una cámara de plástico por la ayuda e influencia de varias personas puedo recorrer una trayectoria hasta llegar hasta esta foto. Hace unos años en una entrevista que está publicada en este blog, hablaba de que el clic en una fotografía es un momento crítico, el más importante, y esté esta precedido de muchos elementos que hacen que tomes una decisión visual en ese momento. En esta, varios clics varias decisiones.

Gracias F. Feliz Cumpleaños.

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